Continuación

El señor Hook completa el libro de viajes por última vez. Anota un horario, aunque no lleva reloj (odia los relojes) y es exacto: nueve horas, dieciséis minutos, dos segundos. Todavía no amanece. Es lógico: aquí, en Ushuaia, los días son cortísimos.  

Le cuesta recordar cómo llegó a este sitio. Pasaron demasiados años. Cuarenta y tres, para ser exactos. Un guardabarrera interrumpe sus pensamientos:

–¡Felicitaciones, señor Hook! –Él levanta el gancho en señal de saludo. Lleva tantos años aquí que ha adquirido buenos modales.

Atraviesa la puerta principal de la estación y se dirige directo al andén dos. Enciende la caldera. En cuatro minutos, la locomotora ya está en marcha. El humo se confunde con la nieve del paisaje. Blanco sobre blanco.

Hook se ha acostumbrado al frío. Es algo que extrañará. En eso piensa mientras jala la palanca. Tu tuuu, el silbato anuncia la salida. Nueve horas, veintidós minutos, cero segundos. Ya es hora.

El tren se aleja de la estación. Va sin pasajeros. Hook lo ha pedido como regalo de jubilación: un último viaje hasta los talleres. Si todo va bien, no llegará a los talleres.  

Acelera. El traqueteo del tren se confunde con los latidos de su propio corazón. Así de nervioso está. Como hace cuarenta y tres años, cuando sorpresivamente vino a parar a esta región desconocida.

Apenas recuerda los instantes previos a su llegada. La fastidiosa voz de Smee: “¡Cuidado, Capitán Garfio!”. Su gancho soltando el timón. El frío de la espada contra sus riñones. Un salto hasta el palo de mesana. ¡Ah, su adorado barco, el Jolly Roger, que levanta vuelo!  Y ese niño del demonio, Peter Pan.  

Zac, su espada corta una nube al medio. El enemigo retrocede y él avanza un paso. Zac, un paso más.  Zac, otro que es también el último. Cuando se da cuenta, ya está en el aire.  Pero él no puede volar.   

Y cae. Cae por toda una galaxia y llega al punto final de un planeta que se llama Tierra. A las aguas heladas del Canal de Beagle, donde alguien lo confunde con un náufrago. Lo llevan a una aldea, lo bañan, le dan ropa nueva, lo empiezan a llamar Hook y le enseñan el oficio de maquinista. Sin niños perdidos ni polvos mágicos ni inútiles ayudantes buenos para nada. En un tren seguro, que anda siempre por sus vías y no puede volar.   

Hasta ahora, porque es tiempo de volver a casa. Nueve horas, veintiocho minutos, cincuenta y siete segundos. Está por salir el sol y en ese amanecer se verá la ruta hacia el Nunca Jamás. Un nuevo Jolly Roger lo llevará a destino. Directo hasta la segunda estrella, sin escalas.   

Hook ha introducido suficiente polvo de hadas dentro de la caldera (¡hay tantas de estas criaturas desperdigadas por los bosques de la Patagonia!). Apenas asome el primer rayo, la locomotora se elevará. Y se elevará. Y atravesará el bosque. Y las montañas. Y el cielo. Y el universo lleno de estrellas. Y como el buen capitán de barco que nunca dejó de ser, Hook reconocerá su isla. El árbol de los ahorcados, el campamento indio, la roca de las sirenas.  

Y exactamente a las nueve horas, treinta y tres minutos, doce segundos (Hook lo sabe con certeza, aunque no le gustan los relojes) Peter Pan lo verá volver, después de cuarenta y tres años, montado en el mismísimo Tren del Fin del Mundo para acabar esa batalla que nunca terminaron.   

4 comentarios en “Continuación

  1. Hola Buenas tardes, gracias por compartir toda tu literatura. Quisiera preguntarte si es posible una orientación en relación a tus escritos. Trabajo en educación especial, concretamente en procesos de inclusión. A partir de un curso de Articulo 24, conocí tu texto «Justo al revés». Cuento que siempre traigo y comparto con mis compañeros. Mi pregunta es si me podrías orientar con cuentos que refieran a la temática de educación inclusiva o discapacidad. Desde ya muchas gracias por todo lo que compartís. Atte. David Stella

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    • Hola, David. Gracias por tus palabras. Te cuento que Justo al revés sale este año en formato libro (papel), ilustrado por Nadia Romero Marchesi y editado por Ekeka. También en esta editorial hay un título, que salió el año pasado en una edición preciosa (tapa dura y con ilus de Maria Lavezzi), que trata sobre el déficit de atención. Te dejo el link: https://editorialekeka.com/product/la-luna-de-milena/
      Si andás por la Feria del libro, podés visitar el stand de la editorial (Pabellón Azul, stand 426). Cualquier duda, escribime.

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