¿Irresponsable, yo?

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No voy a mentirles: es complicado. Está bien, es cierto que parecen espeluznantes al principio; pero, después, apenas comenzás a tratarlos, te das cuenta de que son inofensivos. Y no lo digo solo por Ojos. Lo digo por Ojos y por los demás. Porque el otro día cruzamos al cementerio y me presentó a sus amigos. ¡Son iguales a él! Tranquilos, callados, súper pacíficos. Si no fuera porque ya me da bastante trabajo esconder a uno, me traería a casa por lo menos a un par más.

Pero esto no es algo que pueda entender mamá, por supuesto. Yo podría hablarle de Ojos para prepararla un poco. Contarle que es un buen amigo, que el otro día me ayudó a estudiar para Naturales: no cualquiera tiene un cuerpo humano para desarmar en vivo y en directo, lo que para entender cómo funciona el sistema digestivo resulta claramente mucho más útil que el diagrama que dibujó la seño en el pizarrón. Sigue leyendo

¿Un té, señor Iluso?

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CONTRATO DE LOCACIÓN

En la Ciudad de Salsipuedes (Córdoba), a los 13 días del mes de julio de 2011, las partes el señor Juan Pedro Iluso (en adelante denominado LOCADOR), con DNI 25339987, domiciliado en la calle Cercana N° 1234 de la misma ciudad; y las señoras hermanas de la oscuridad Griselda, Ágatha y Morgana  (en adelante denominadas LOCATARIAS) sin documento de identidad vigente en este siglo, de la extranjera ciudad de Brujas (Bélgica), celebran este contrato de locación que se regirá por las siguientes cláusulas y condiciones pactadas de común acuerdo (previa ingestión de un riquísmo té de hierbas provisto por las locatarias).

 

PRIMERA: El LOCADOR entrega en locación un inmueble sito en la calle Tenebrosa con N°666, y las LOCATARIAS lo reciben con bastante insatisfacción por sus perfectas condiciones de conservación y uso, por lo que se niegan rotundamente a mantenerlo en las mismas condiciones en que se encuentra al momento de firmar el presente contrato.

 

SEGUNDA: Las LOCATARIAS no destinarán el inmueble locado exclusivamente para vivienda propia, sino que también se le dará otros destinos: laboratorio de experimentación con animales y seres humanos (preferentemente niños regordetes); cadalso para los insurrectos; cementerio en caso de que se cometa algún error de cálculo en las dosis, o de que la víctima se niegue a cooperar y entonces no quede más remedio; o de necesitar para alguna pócima que el individuo esté muerto; o ─simplemente─ de un lapsus de malhumor de las LOCATARIAS. Sigue leyendo

Magia en la habitación 207

No, si yo te entiendo. Porque tampoco creía en las hadas. Ya estamos un poco grandes para creer ¿no? Bueno, es lo que yo pensaba. Sí, sí, igualito a vos.

Para mí las hadas estaban en las películas. O en esos libros llenos de brillantina y stickers. ¿Vos también tenés de esos?  Bueno, yo no pensaba que las hadas podían estar acá; viviendo como cualquiera, trabajando, contándoles cuentos a los nietos. Mucho menos pensaba que podían vivir en un asilo, como Herminia.

Porque ¿te dije que mamá es enfermera? Trabaja en el asilo que está acá a la vuelta. Yo voy todas las tardes, después del cole.  Y así la conocí a Herminia, que desde el principio me pareció una abuela especial. No sabía que tanto, bueno. ¿Cómo me iba a imaginar que era un hada? Porque en esos libros con brillantina las hadas son siempre jóvenes y  hermosas. No así viejitas, como ella. Sigue leyendo

Notifíquese (¡Yo-ho-ho!)

Podcast piratería

Por medio de la presente, intimo a ustedes por mi propio derecho a que en el plazo de 48 horas se retracten públicamente por utilizar de modo indebido las palabras “pirata”, “piratear” y “piratería” conforme explicaré más abajo.

En mi carácter de auténtico bucanero, navegante usual del Mar Caribe y ocasional de otros océanos no menos importantes como el Índico o el Atlántico, me siento profundamente agraviado por sus dichos que ponen una sombra de duda sobre el honor de mi estirpe.

De este modo, y atento a los artículos 109 y 110 del Código Penal que me ampara, me reservo el derecho de iniciar acciones legales contra ustedes y procedo a explicar por qué razones el uso indebido de las palabras “pirata”, “piratear” y “piratearía” atenta contra mi buen nombre y el de mis ancestros.

PRIMERA,  un verdadero pirata es duro, fiero y amedrentador; y aunque puede tener cicatrices y costurones en el rostro, difícilmente sufra de acné como el 90% de los jóvenes (¡inexpertos filibusteros!) que persiguen ustedes: un verdadero pirata, señores, no asiste a la escuela ni estudia computación. Ni siquiera escucha música bajada de internet (¡Por las barbas de Neptuno, si supiéramos qué es eso!).

A un verdadero pirata, por otra parte, no le interesan los libros (busca cosas más útiles como catalejos, trabucos o pólvora), lo que además tiene sentido porque no sabe leer (razón por la cual los mapas del tesoro solo se marcan con cruces, y esta carta ha sido escrita por un asesor letrado).  No conoce las redes sociales, ni siquiera las de pesca (capturamos a lo macho, con arpones). No “descarga” nada gratis; solo arcabuces y cañones de seis. Y eso si el botín vale la pena: una zagala hermosa, un enorme galeón o alguna fruta (usualmente andamos hambreados). Sigue leyendo

Detrás de su nuca

ilustrado por Silvana Benaghi, Billiken 4855

ilustrado por Silvana Benaghi, Billiken 4855

 

Parque Alegría S.A.

Calle de la Ánimas 653,

Ciudad del Santo Espíritu, Brasil.

28 de noviembre de 2009

De mi mayor consideración:

Me dirijo a usted a fin de solicitarle que tenga a bien revisar mis antecedentes laborales para evaluar la posibilidad de contratarme  en su Parque de Entretenimiento.

Como podrá observar en el Currículum Vitae que adjunto a la presente, tengo vasta experiencia asustando a los demás y cuento con las herramientas necesarias para llevar adelante esta difícil tarea. Por ello, considero oportuno postularme para el Juego “La casa del terror” cuya construcción se ha dispuesto ─curiosamente─ sobre mi morada.

Le ruego también que tenga presente que en este sitio he vivido (bueno, usted me entiende, esto de “he vivido” es un decir) los últimos diez años sin importunar a ningún vecino (a excepción, por supuesto, de algún intruso que se metiera en mi casa).  No obstante mi buen comportamiento, usted no tuvo ningún reparo en tirar abajo mi hogar y contrató, para colmo, a un obrero sordo como una tapia para conducir el vehículo que llevó adelante la tarea: el hombre ni se inmutó con mis pavorosos quejidos y la demolió igual. Sigue leyendo