Yo, don Luis Anichene Angata ─argentino y viudo, cuatro veces─; nacido el día viernes 16 de febrero del año 1957; séptimo hijo de don Raúl Anichene y doña Anabel Angata (ambos difuntos el 22 de marzo de 1967 en, según cuentan, sospechosas circunstancias); domiciliado en la calle de Los Mitos número 896, Provincia de Corrientes, en pleno uso de mis facultades mentales ─siguiendo el sabio consejo de mi terapeuta, el benemérito doctor don Fabricio Fraude─ declaro que el presente documento contiene mi última voluntad.
Habiendo muerto mis progenitores y cinco de mis hermanos (Cristobal, Mario, Fausto, Bernardino y Claudio, de mayor a menor) y no llegando a tener hijos con ninguna de mis difuntas esposas (Malena, Beba, Flora y Etelvina, de mis primeras nupcias a las últimas), que en paz descansen todos, decido desheredar ─tal como me aconseja atinadamente mi terapeuta─ a mi único hermano vivo, Pedro Anichene Angata, quien insiste absurdamente en empañar mi buen nombre diciendo por ahí que yo he sido responsable de la muerte de mis seres amados.
No obstante tal injuria, no me motiva el despecho por su afrenta sino el afecto genuino y fraternal que le guardo, porque ─según me ha sugerido el benemérito doctor don Fabricio Fraude─ mi pobre hermano sin duda está sufriendo algún tipo de demencia que lo lleva a decir barbaridades. Como si no alcanzara ya con estas habladurías, el terco insiste en encerrarme en una jaula cada viernes de luna llena. He sabido además que anda juntándose con toda clase de brujo que pulula por el pueblo, y no para de traerme amuletos de todo tipo, que levanta ante mis ojos rezando no sé qué plegaria en lengua extraña. Sigue leyendo