Un misterio familiar

Hay un misterio en mi familia
que no podemos descifrar.
Ni la propia tía Elvira
nos lo ha podido explicar.

Si está en la pista de baile,
mi tía Elvira es un queso:
La pobre se paraliza
y no te mueve ni un hueso.

Pero si ríe… ¡Qué cosa!
Comienza la conversión,
no solo mueve su boca
¡Se pone el cuerpo en acción!

La primera carcajada
le hace temblar la barbilla
y el movimiento desciende,
con ritmo, hasta la rodilla.

Estira un brazo y el otro
repite ese movimiento.
Sus pies marcan el compás
con innegable talento.

Tenemos una certeza
en medio de tanta intriga:
Cuando mi tía se ríe
es muy buena bailarina.  

Mi familia

Mi tío abuelo es muy alto.
Mi abuelo Quique, gritón.
La tía Estela es coqueta
y mi papá muy pintón.

Mi hermano Renzo es un genio
tocando la batería.
Pero cantando es un queso
(en eso es mejor mi prima).

De mi madrastra, me gustan
sus budines de limón
Y de su hija, los cuentos
que me lee en camisón.

De mi mamá no me acuerdo.
Pero adoro la sonrisa
que repite en cada foto
de esas que hay en la repisa.

Mi abuela dice que todos
son una parte de mí:
Los que están, los que se fueron
y los que faltan venir.

Lo importante es que te quieran
Y que vos quieras también.
Es eso tener familia
¡Y no importa quién es quién!

Hechizo

Mi vecina, doña Carmen,
tiene un álbum familiar
con fotos en blanco y negro
que la invitan a contar…

“Aquí está mi abuelo Anselmo
con mi madre y Josefina,
una prima que al final
nunca vino a la Argentina.

Yo la ubico bien de nombre,
pues es hija de Manuela,
la tía que en esta foto
toca las castañuelas.

Mis tíos Luis y Eliseo
son estos que ves acá,
los dos  están despidiendo
en el puerto, a mi papá”.

A mí me da mucha pena
Cuando se queda mirando
La foto de aquel hermano
que perdió hace muchos años.

Y entonces voy y la abrazo
¡Qué bien funciona mi hechizo!
pues dice, otra vez contenta:
“¡Ay, sos mi nieto postizo!”

 

 

 

 

Haikus de familia

abuela
Si está ocupada
no importa, porque igual
juega conmigo

abuelo
Me cuenta historias
de su niñez y quiero
yo ser su amigo

mamá
Superpoderes
para borrar mi enojo
con un abrazo

papá
Superpoderes
para borrar su enojo
con mis abrazos

Hermano
Es un creyente:
me sigue a cualquier mundo
que yo me invente.

Culpa

mujer-caminando-en-el-campo-500x350

Cuando entró al cuarto ya estaban dormidos. El libro sobre la mesa de luz, con el señalador todavía en la misma página. Se sintió culpable. Aunque estaban lo suficientemente grandes para leer solos, tenían un ritual. Y ella llegaba tarde, una vez más. Siempre tanto trabajo y el tráfico y los informes que no pueden demorarse más. Y qué pena: la lectura quedará para mañana.

Los arropa (ese es un gusto al que no va a renunciar). Les besa la nariz como cada noche y presiente el escalofrío en su respiración dormida. A Javi hay que cortarle el pelo.  Este pijama ya no sirve más: cuánto ha crecido Cande últimamente. Sale de la habitación sin hacer ruido.

Se asoma entonces a su propio cuarto y ve la televisión encendida. Como las últimas noches, nadie la mira. Pedro le da la espalda, sentado al borde de la cama, otra vez con la vista fija en la misma foto. La foto de los cuatro, aquella navidad. Los ojos de él se pierden en quién sabe qué recuerdos y ella nota por primera vez algunas canas: es cierto aquello de que la tristeza nos hace envejecer. Y entonces otra vez vuelve la imagen para llenarla de culpa: el trabajo, el tráfico, los informes que no pueden demorarse más. Y también el asfalto mojado de aquel día, las luces que la encandilan y finalmente el camión. El camión que (congelando el tiempo) seguirá postergando los encuentros, día tras día.