Abuelo cuentacuentos

En el refugio del barrio
hay un perro muy viejito
que ladra cuentos variados
a todos los cachorritos.

Hoy ladró uno de aventuras
sobre una pequeña rata
que rescataba a su prima
de una banda de piratas

También un cuento de amor
de una foca y un pingüino
que adoptaban tres delfines
tras un viaje submarino.

El de terror asustaba:
En lo profundo de un río
a un pato lo visitaba
el fantasma de su tío.

Y el mejor, de detectives
de una familia de iguanas
que investigaban el crimen
de una de sus hermanas.

Y así los tuvo extasiados
A los cachorros, atentos
Yo sospecho que este perro
Es abuelo cuentacuentos.

Los buenos docentes

…Y dejemos de engañarnos: educar a nuestros alumnos no es prepararlos para una pronta inserción en el mundo laboral. No contribuyamos a repetir esquemas sociales; hagamos, en cambio, que la enseñanza esté al servicio del ascenso de clases. Por supuesto,  antes que desocupados, que sean cadetes…¿pero por qué no apuntar más alto? ¡Argentina también precisa dirigentes! ¡Hagamos una nueva Revolución de mayo, compañeros! Gracias… Ángela es vitoreada. Por los profesores, claro. Sigue leyendo

El impostor

A LUCILA M. Y SU FAMILIA QUIENES SIN QUERERLO FUERON ARTÍFICES DE ESTA HISTORIA.

 

 

Entonces cuando me siento observado por el objetivo todo cambia: me constituyo en el acto de posar, me fabrico instantáneamente otro cuerpo, me transformo por adelantado en imagen.

ROLAND BARTHES

 

Ya casi son las nueve. Estela y Agostina salieron para la Iglesia hace más de una hora. Debe estar llena, seguro; las participaciones decían ocho y media. Ocho y media porque pensábamos llegar a las nueve, claro. Es raro verla sosteniendo el ramo de jazmines, mirando la cámara, recogerse la larguísima cola de voile blanco. Es raro no poder escuchar nada más allá del flash y las indicaciones del fotógrafo. Lara está bellísima. No sé por qué ahora ha vuelto la moda de antaño: los vestidos ceñidos al cuerpo, los guantes, los tocados bordados a mano. Creo que se parece a la fotografía aquella de mi abuela Clotilde, esa que quedó amarilla con los años. Sigue leyendo