La excavación

Comenzó la construcción
alguna tarde de enero,
pegaba fuerte el calor
en Santiago del Estero…

Tatú Carreta escarbaba
con afán su madriguera
pues no quería que nadie
de afuera, se le metiera.

Comenzó con una curva
bajó luego en espiral,
avanzó unos metros, recto
subió por la diagonal.

Hizo un túnel imposible
de tantas vueltas que daba,
se cruzaban los pasillos
que subían y bajaban.

Cuando se quiso acordar
el pobre andaba perdido
y aunque metió marcha atrás
no se acordaba el camino.

Buscó la entrada por meses
pero nunca la encontró
así que un día, cansado,
salió por donde salió.

Era agosto y hacía frío,
pasada la medianoche,
Muy lejos llegó Tatú:
¡Apareció en Bariloche!

Amigas

Si Emma tira la pelota
Croqueta corre a buscarla
Mientras juegan, y a su modo
también parece que charlan.

Si Emma come una manzana
Croqueta espera su turno:
Un trocito cada una
y se acaba en un segundo.

Si Emma está muy asustada
Croqueta se sienta al lado
la busca con el hocico
y el susto queda olvidado.

Si Emma se siente triste
Croqueta lame su cara
de golpe viene la risa
¡y aquí no ha pasado nada!

Si a Emma le agarra sueño
Croqueta se echa también
se duermen tan enredadas
que no se ve quién es quién.

Si Emma la tiene cerca
algo brilla alrededor:
Croqueta llegó a su vida
y el mundo es mucho mejor.

Como perro y gato

La primera vez pelearon
como perro y gato:
Batata ladraba
Guau Guau
Y Akiro, callado,
le mostró las garras.
Zas Zas
Los dos se miraban
fijamente
como midiendo
quién mandaba.

¿Quién mandaba?
A veces, Akiro
Miau Miau
andaba como si
la habitación
fuera un palacio
y él un gato emperador.

Pero otras veces, Batata
se rebelaba
se daba cuenta de su tamaño
de la fuerza
de sus patas
y avanzaba
Tap Tap
Y Akiro el gato emperador
se iba volviendo
pequeño
pequeñito
mínimo
minino.
(Y se escapaba)

Pero un día descubrieron
juntos
sin saber
sin querer
que se querían.
Batata movió la cola
Plas Plas
y Akiro dejó salir
Su Ron Ron
y así como si nada
como quien dice
ya es tiempo y ya era hora
empezaron a entenderse y a jugar
como perro y gato.

Amanece en la selva

El puma estira sus patas
con calma, se despereza
y tras dos tímidos pasos
por fin la carrera empieza.

Las alas del guacamayo
como si fueran crayones
van dibujando en el cielo
su vuelo de tres colores.

Hay una línea en la tierra,
un paso que se adivina:
Es la temible anaconda
que abandonó su guarida.

De rama en rama va el mono
con la cola se sujeta.
Su salto es muy divertido,
avanza dando piruetas.

Lo mira sin detenerse
un coatí muy curioso
que va trepando deprisa
a un ritmo vertiginoso.

El yacaré muy despacio
se va arrastrando a la orilla
su movimiento es tan lento
que al río le hace cosquillas.

Toma distancia asustado
pobrecito, el surubí
que moviendo sus aletas
muy pronto sale de ahí.

Y así entre pelos y plumas
con colas, patas y aletas
ya con el sol en lo alto,
la selva entera despierta.

Había una y otra vez

Había una vez un retoño
apenas una ramita,
que fue creciendo despacio
y con paciencia infinita.

El tronco se hizo muy grueso,
fueron subiendo las ramas,
las nubes se convirtieron
en vecinitas cercanas.

Un día brotaron flores
amarillas, perfumadas
que endulzaron todo el barrio
con su fragancia dorada.

Y empezó a haber visitantes:
un colibrí, un cardenal,
abejas que se llevaban
el néctar a su panal.

Los niños se entretenían
intentándolo escalar:
subían y se caían
y volvían a empezar.

Bajo su sombra hubo tanto,
que no se puede contar:
besos secretos, promesas,
recuerdos que quedarán.

Un día así, de improviso,
alguna flor se soltó
las semillitas volaron
donde el viento las llevó.

Y colorín colorado,
el cuento vuelve a empezar:
Ya se adivina un retoño
que pronto va a germinar.

Gira la rueda

Casi cayendo del mapa,
bien en el sur argentino
en un invierno muy blanco
nació un pichón de pingüino.

Entre las patas del padre,
para esconderse del frío,
se hace un bollito y se ubica
como si fuera su nido.

Los dos esperan, pacientes,
La llegada de mamá
que fue a buscar provisiones
a lo profundo del mar.

Y ay, qué feliz gimotea
cuando la ve regresar.
Celebran los tres contentos
el reencuentro familiar.

Comparten pequeños peces,
arenques y calamar,
y ya más fuerte el polluelo
quiere salir a explorar.

Primero da dos pasitos
y hasta se anima a bailar.
Patina también de panza
y pronto nada en el mar

Se va volviendo más grande,
más fuerte, más decidido.
Sus plumas ya lo protegen
con sus dos capas de abrigo.

Y un día, sin esperarlo
encuentra una compañera
y el ciclo vuelve a empezar
y gira otra vez la rueda.

Del otro lado del mundo

Del otro lado del mundo,
con su túnica de seda
Aiko espera el nuevo año
con perfume a primavera.

Con grandes letras doradas,
Ha escrito con mano experta
mensajes de amor y dicha
sobre ventanas y puertas.

Ha puesto, con sus vecinos,
banderines y siluetas
que van pintando de rojo
cada rincón de la aldea.

Ya todo está preparado
para el baile del dragón:
El gran desfile se acerca
¡comienza la tradición!

Después el cielo se enciende
de fuegos artificiales
que Aiko verá, feliz,
rodeada de familiares.

Al fin, bajo la luz tenue
y cálida de un farol
comparten licor de frutas
Y pastelitos de arroz.

Un misterio familiar

Hay un misterio en mi familia
que no podemos descifrar.
Ni la propia tía Elvira
nos lo ha podido explicar.

Si está en la pista de baile,
mi tía Elvira es un queso:
La pobre se paraliza
y no te mueve ni un hueso.

Pero si ríe… ¡Qué cosa!
Comienza la conversión,
no solo mueve su boca
¡Se pone el cuerpo en acción!

La primera carcajada
le hace temblar la barbilla
y el movimiento desciende,
con ritmo, hasta la rodilla.

Estira un brazo y el otro
repite ese movimiento.
Sus pies marcan el compás
con innegable talento.

Tenemos una certeza
en medio de tanta intriga:
Cuando mi tía se ríe
es muy buena bailarina.  

Abuelo cuentacuentos

En el refugio del barrio
hay un perro muy viejito
que ladra cuentos variados
a todos los cachorritos.

Hoy ladró uno de aventuras
sobre una pequeña rata
que rescataba a su prima
de una banda de piratas

También un cuento de amor
de una foca y un pingüino
que adoptaban tres delfines
tras un viaje submarino.

El de terror asustaba:
En lo profundo de un río
a un pato lo visitaba
el fantasma de su tío.

Y el mejor, de detectives
de una familia de iguanas
que investigaban el crimen
de una de sus hermanas.

Y así los tuvo extasiados
A los cachorros, atentos
Yo sospecho que este perro
Es abuelo cuentacuentos.

Mi familia

Mi tío abuelo es muy alto.
Mi abuelo Quique, gritón.
La tía Estela es coqueta
y mi papá muy pintón.

Mi hermano Renzo es un genio
tocando la batería.
Pero cantando es un queso
(en eso es mejor mi prima).

De mi madrastra, me gustan
sus budines de limón
Y de su hija, los cuentos
que me lee en camisón.

De mi mamá no me acuerdo.
Pero adoro la sonrisa
que repite en cada foto
de esas que hay en la repisa.

Mi abuela dice que todos
son una parte de mí:
Los que están, los que se fueron
y los que faltan venir.

Lo importante es que te quieran
Y que vos quieras también.
Es eso tener familia
¡Y no importa quién es quién!