El día que el mar se enfureció

¡Qué habría sido de los niños si Yanka, el hada más piadosa del océano, no hubiera llegado a tiempo aquel día!

 El mar estaba calmo. Los remos que Puku movía con destreza ante los ojos admirados de Usuri parecían grandes patas de tortuga braceando al ritmo de la marea; hasta que detuvieron la canoa para pescar. Sigue leyendo

La luna prisionera

En el inicio de los tiempos no había luna, ni tampoco estrellas. Por las noches, atemorizado por la oscuridad, Anku cerraba los ojos y se concentraba para escuchar el único ruido que reconocía, el de la cascada. Por eso le gustaba la primavera, porque entonces la nieve acumulada en la cima comenzaba a deshacerse y a bajar en forma de agua, entre las grietas de la montaña. Sigue leyendo

Un nuevo aroma en la tierra

Hace muchos, muchos años, cuando los hombres convivían sin pensar quién era dueño de qué tierra porque la tierra era del mundo y no del hombre, el hada Millaray se dejó ver por Lemunko, el hijo menor del cacique. Sigue leyendo

hermano huinca

Neculqueo se acercó a la cama de Fray Bernardo y le besó la frente. El fraile, consumido por la fiebre, apenas entreabrió los ojos y tardó unos instantes en reconocer al muchacho más rebelde de la tribu.

─¡Viniste! Podré morirme en paz, hijo ─le dijo en un susurro, carraspeando.

El chico abrió las ventanas del convento de par en par, aunque le habían ordenado no tocar nada. Sigue leyendo

El impostor

A LUCILA M. Y SU FAMILIA QUIENES SIN QUERERLO FUERON ARTÍFICES DE ESTA HISTORIA.

 

 

Entonces cuando me siento observado por el objetivo todo cambia: me constituyo en el acto de posar, me fabrico instantáneamente otro cuerpo, me transformo por adelantado en imagen.

ROLAND BARTHES

 

Ya casi son las nueve. Estela y Agostina salieron para la Iglesia hace más de una hora. Debe estar llena, seguro; las participaciones decían ocho y media. Ocho y media porque pensábamos llegar a las nueve, claro. Es raro verla sosteniendo el ramo de jazmines, mirando la cámara, recogerse la larguísima cola de voile blanco. Es raro no poder escuchar nada más allá del flash y las indicaciones del fotógrafo. Lara está bellísima. No sé por qué ahora ha vuelto la moda de antaño: los vestidos ceñidos al cuerpo, los guantes, los tocados bordados a mano. Creo que se parece a la fotografía aquella de mi abuela Clotilde, esa que quedó amarilla con los años. Sigue leyendo