Mímesis

-Lo siento, hicimos lo que pudimos. Está muerto -lo dijo con tal histrionismo que le creí, absolutamente le creí cada palabra.  El pensamiento indecoroso me consumió por entero: estaba tan guapetón con su ambo de doctor y los ojos tan llenos de culpa… “¿Muerto?”, pensé y le miré los labios todavía mojados por las palabras que acababa de lanzar al vacío, como si no estuviéramos en el tablado ni hubiera gente en el palco observándonos. Tantas veces ensayar una respuesta para que ahora…La escuché a la otra con su vestidito de enfermera de playboy soplándome tras bambalinas, y una lágrima me recorrió la mejilla aunque no me lo pedía el libreto. Esa noche el público nos aplaudió como nunca pero yo me volví sola a casa.    

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